Este restaurante ofrece una propuesta gastronómica con sabores y experiencias de la cocina japonesa, peruana, norteamericana y colombiana.
Una de las vistas más singulares de Medellín se puede disfrutar desde este restaurante, mientras se disfruta de una comida increíble en un ambiente agradable y acogedor.
Es recomendable tener tu propio vehículo o tomar un taxi privado, ya que puede ser difícil conseguir un taxi en esta carretera de montaña. Sin embargo, el acceso en coche es fácil y hay bastante espacio para estacionar.
La comida en este restaurante es muy rica y está bien hecha. Los platos que se ofrecen están increíblemente bien hechos y la fusión de sabores japoneses y peruanos es destacable.
El ambiente es bastante cómodo y acogedor. La sangría de la casa es deliciosa y el personal ofrece una atención excelente. Los precios de los platos son adecuados por su calidad y cantidad, y la experiencia en general es muy positiva.